Según los últimos datos publicados por NetMerketShare,en octubre de este año iOS, el sistema operativo de Apple para sus dispositivos, contaba con una cuota de mercado del 26,75%, es decir, más de uno de cada cuatro dispositivos móviles empleados en octubre era un iPhone. Muchos fabricantes firmarían, con los ojos cerrados, por tener una cuota de mercado similar, mientras que Apple sigue aspirando a hacer que esos números mejoren, volviendo a alcanzar los números por encima del 30% que ya logró en el pasado, y que rozó a mitades de este mismo año.
La popularidad de iOS lleva asociada, claro, los esfuerzos por parte de muchos, tanto investigadores de seguridad como cibercriminales, para encontrar agujeros de seguridad. Así, siempre hay que celebrarlo cuando son los primeros los que encuentran un problema, puesto que en ese caso informan a la compañía responsable del producto afectado y, salvo casos puntuales, no lo hacen público hasta que existe, al menos, una solución para el mismo.
Esto es exactamente lo que ha ocurrido con el agujero de seguridad detectado por Ian Beer, un investigador de Project Zero, de Google, en el sistema operativo de Apple para sus dispositivos, un exploit que permitía actuar sobre los iPhones sin necesidad de que el usuario de los mismos hiciera absolutamente nada y sin que el atacante tuviera acceso físico al teléfono. Una simple señal a través de wifi era suficiente para llevar a cabo un ataque.
El exploit de iOS se basa en un error de corrupción de memoria en el kernel de iOS que dio a los atacantes acceso remoto a todo el dispositivo, a través de Wi-Fi, sin necesidad de interacción del usuario. Además no es un ataque a un objetivo específico, todos los dispositivos en el rango de alcance de la señal wifi maliciosa se ven afectados por cualquier ataque, como puedes comprobar en el siguiente vídeo.
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